Respuesta conjunta a la COVID 19 en Cuba: La vida en el centro
Nos hemos puesto a disposición del país- dice Coordinadora Residente Consuelo Vidal, al describir apoyo a Cuba en el enfrentamiento a la pandemia
En junio de 2021, la Organización Mundial de la Salud alertaba a la comunidad internacional sobre las implicaciones de la variante Delta del SARS-COV2: “Delta es dos veces más trasmisible que las cepas originales y 50% más trasmisible que la variante Alpha (…) Hay estudios de laboratorio que sugieren que hay una mayor replicación [viral] y una carga viral más alta”[1].
Apenas unas semanas después, la Organización Panamericana de la Salud anunciaba la presencia de la variante Delta en más de dos tercios del continente latinoamericano, en contraste con apenas un 18% de la población vacunada[2]. El lapso de tiempo entre junio y agosto de 2021 significó la rápida transición entre la detección de Delta en la región y su propagación veloz, al punto de convertirse en variante predominante[3]
En Cuba, el Ministro de Salud Pública, José Ángel Portal Miranda, informaba que, hasta el 15 de agosto, la variante delta ocupaba el 92% del total de muestras de COVID-19 procesadas en el país[4]. A diferencia del 2020, cuando la pandemia había permitido un respiro veraniego a los habitantes de la Isla, el pico de contagios de julio y agosto del 2021 impidió que se levantaran las restricciones de movilidad impuestas meses atrás. Un escenario esperado, si se tiene en cuenta la compleja situación epidemiológica, a golpe de números:
El acompañamiento de las Naciones Unidas a Cuba en el enfrentamiento a la pandemia
En abril de 2020, el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres, advertía que la COVID-19 se esparcía como un incendio forestal por todo el mundo, con dimensiones económicas y sociales devastadoras. El carácter multidimensional de la crisis fue pronto evidente: desde los impactos en la salud, hasta los efectos en la alimentación, el empleo, el acceso a bienes y servicios básicos, la economía y, en general, el bienestar de las personas.
Para la Coordinadora Residente del SNU en Cuba, Consuelo Vidal -Bruce, la respuesta global de Naciones Unidas se construyó desde esa comprensión: “la necesidad de entender los efectos de la pandemia como una crisis de desarrollo, más allá de las implicaciones meramente sanitarias; el imperativo de diseñar acciones para “recuperarnos mejor”, superando las asimetrías y desigualdades del mundo precedente; y la urgencia de fomentar una cooperación más eficiente hacia afuera y hacia dentro de los países”.
Con ese espíritu y bajo la orientación estratégica del SG Guterres, el SNU en Cuba alistaría primero una respuesta inmediata en salud, y posteriormente una respuesta socioeconómica a la que se sumarían las entidades de ONU Cuba. “Lo que hace Naciones Unidas en estos casos es ponerse a disposición de los países -subraya Vidal Bruce-, la primera prioridad era apoyar la respuesta en salud que venía dando Cuba a la pandemia, salvar vidas. Y luego, ante la clara multisectorialidad de los impactos, el Secretario General nos pidió unirnos en acompañar la respuesta socioeconómica inmediata, que tuviera en cuenta las necesidades de grupos potencialmente más vulnerables a la crisis, como las personas adultas mayores, con discapacidad, las mujeres, entre otros”.
Maribel Gutiérrez, Representante del PNUD, cuenta cómo su organización aportó en el liderazgo técnico de la respuesta socioeconómica, fundamentalmente durante la formulación del Plan, de conjunto con la Oficina de la Coordinadora Residente: “primero coordinamos el estudio sobre impactos económicos y sociales de la COVID, que constituyó un insumo relevante para el Plan de Respuesta. Luego, contribuimos a afianzar una visión multidimensional del desarrollo que incorporara temas de población, ambientales, multisectoriales. Y finalmente propiciamos un diálogo permanente con los responsables técnicos de los cuatro pilares del Plan de Respuesta: Salud, Protección Social, Respuesta económica, y Respuesta macroeconómica y colaboración multilateral”.
“Creo -añade Gutiérrez- que la complementariedad y el trabajo conjunto han permitido un resultado más eficiente. Hemos considerado las necesidades de grupos vulnerables, apoyado los sistemas de protección social y contribuido a reducir brechas vinculadas a estereotipos, conductas sexistas o discriminatorias (…) Al mismo tiempo, impulsamos en cortos periodos de tiempo procesos de reprogramación de recursos financieros, así como la posibilidad de fortalecer alianzas con socios de la cooperación y nuevos proyectos”.
Por su parte, el Representante de OPS/OMS, José Moya, explica la contribución de su agencia en el liderazgo técnico de la dimensión Salud: “Hemos compartido información epidemiológica semanalmente con el SNU. A la par, hemos colaborado con la orientación de las medidas para prevenir el contagio y cuidar al personal.
“Las prioridades del Ministerio de Salud Pública -añade Moya- se han compartido con los equipos de las Agencias, Fondos y Programas de ONU Cuba, a fin de articular una respuesta más ajustada a las demandas del país. En tiempos recientes, por ejemplo, las necesidades han ido cambiando y la atención se ha focalizado en medicamentos o equipos que han comenzado a faltar, o en materiales que se usan en las unidades de atención sanitaria. Gracias al diálogo permanente con el MINSAP sabemos las urgencias y se hacen las gestiones con el equipo de la sede. Por ejemplo, lo anterior permitió que en julio, cuando hubo un incremento importante y sostenido de la trasmisión en el país, movilizáramos como OPS/OMS cerca de 13 toneladas de equipamiento e insumos desde nuestra oficina de Panamá”.
En estos momentos, a la compra de medicamentos se han sumado, además de OPS/OMS, otras entidades de ONU Cuba como UNICEF, PNUD, ACNUR, UNFPA, PMA, UNESCO, dentro de un contexto donde la falta de materias primas, la escasez de financiamiento y el incremento en el mercado internacional del costo de los insumos, comprometió sensiblemente los niveles de producción de antibióticos y otras medicinas por parte de la industria biotecnológica nacional, así como su adquisición en otros mercados. Algunos de esos productos ya están en territorio nacional. De otros, se espera su arribo próximamente.
Un recorrido por los apoyos de ONU Cuba permitiría comprobar cómo las contribuciones han trascendido el sector salud y abarcado los impactos multidimensionales de la pandemia. En consonancia con la visión de sostenibilidad de la Agenda 2030, los esfuerzos han combinado la respuesta a necesidades apremiantes, con otras más a mediano y largo plazos.
Dichos esfuerzos han sido implementados en alianza con socios de la cooperación como Alemania, Canadá, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Italia (AICS), Japón, Rusia (EMERCOM, TF for Development), la UE, el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIED), el Comité Español de UNICEF, el Fondo canadiense para iniciativas locales (FCIC), el Fondo Mundial de lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, ECHO, la Agencia de Cooperación Suiza (COSUDE) y la Agencia para el Intercambio cultural y económico con Cuba (AICEC)
Julio y Agosto: la prueba de fuego
Matanzas, 27 de julio: Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Territorial de Cárdenas. 12:35 pm. “¿Se siente mejor ya? Esa es la cosa”, le dice el doctor Luis Jabier Docampo Tabío a una paciente. Quizás ella no lo recuerde mañana, pero el médico de 28 años, especialista en Anestesiología y Reanimación, le ha salvado la vida. Llegó descompensada y la estabilizaron. Luis Jabier es uno de los 69 galenos llegados desde La Habana para reforzar las labores asistenciales en Cárdenas, justo cuando Matanzas vive su peor pico pandémico[1]. Otros refuerzos a la provincia incluyeron 100 médicos y 100 enfermeras de las brigadas internacionales Henry Reeve. Además arribaron oxímetros, test de antígeno, mascarillas, entre otros insumos donados por OPS/OMS Cuba, como parte de una carga de más de 12 toneladas que benefició también a otras provincias del país.
La Habana, 5 de septiembre. Aunque ha quedado reparada la avería en la principal planta productora de oxígeno, las últimas semanas han puesto en extrema tensión las capacidades del sistema de salud cubano para responder a la demanda hospitalaria. Una planta de oxígeno gestionada por autoridades nacionales y el Fondo para la Infancia (UNICEF) comienza a ser instalada en el Hospital Carlos J. Finlay, institución que presta servicios a parte importante de la población de la capital y de provincias cercanas. La planta, llegada a Cuba apenas la noche antes, tiene capacidad de producción de 50 metros cúbicos por hora, y se suma a los esfuerzos del país por garantizar el suministro de oxígeno medicinal a sus instituciones sanitarias.
Pinar del Río, 26 de agosto. El número de pacientes graves y críticos en la sala de terapia intensiva del hospital León Cuervo Rubio, crece. Jorge Rogelio Rodríguez Martínez, jefe de atención al paciente grave del hospital, comparte con la prensa el peso que carga sobre sus hombros: “La preocupación que teníamos era el número de respiradores y en este momento hemos recibido un apoyo de 5 ventiladores la semana pasada y nos acaban de entrar 6 ventiladores más”[2]. A partir de una iniciativa de la Agencia para el Intercambio Cultural y Económico con Cuba (AIEC), en alianza con la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT), PNUD, e instituciones nacionales como el MEP, MINCEX y MINREX, arribó a Cuba el propio 26 de agosto un cargamento con respiradores pulmonares, medicamentos genéricos, antibióticos, insumos sanitarios y pruebas rápidas de detección del SAR -COV2. El donativo se sumó a los esfuerzos de las autoridades nacionales por controlar la pandemia. El hospital León Cuervo Rubio, junto a otros dos de Pinar del Río, y varias instalaciones del resto de las provincias, recibieron ventiladores pulmonares.
Una de las premisas del acompañamiento del Sistema de las Naciones Unidas en Cuba al país, ha sido estimular las mayores sinergias posibles entre la respuesta a la COVID-19 y las necesidades nacionales. Brandao Co, Representante de UNICEF, sintetiza la relevancia de ese clima de diálogo:
“Trabajamos en estrecha relación con las prioridades de Cuba y con un enfoque dirigido a los más vulnerables. Las propuestas sometidas a diferentes donantes se basan en ese diálogo sistemático, lo que incide en la efectividad de las intervenciones”.
Desde febrero de este año, UNICEF lidera un Equipo Interagencial de apoyo a la vacunación, que articula esfuerzos de ONU Cuba con la participación de OPS/OMS, PMA, PNUD y UNFPA para coordinar las acciones, de conjunto con autoridades sanitarias. El equipamiento para completar las cadenas de frío, las características de los refrigeradores que se necesitan, los mecanismos para el monitoreo y control de la temperatura de las vacunas, figuran entre las prioridades discutidas en el proceso de movilización de recursos. “La propuesta de distribución de estos equipos -explica Brandao- beneficia a todas las provincias del país y se realiza en estrecha coordinación con las autoridades sanitarias nacionales y de forma coherente con la respuesta a la emergencia epidemiológica que ONU Cuba apoya”.
Por su parte, el Representante de OPS/OMS ilustra cómo los apoyos a la vacunación abarcan también otras áreas. “En el campo de la comunicación los planes se han preparado de manera muy articulada. Las alternativas de cooperación en este tema se han vinculado con el Departamento de Comunicación del MINSAP, que ha acompañado técnicamente cada spot, cada infografía, y otros materiales que se han distribuido en el territorio nacional y se han presentado en los medios de comunicación masiva”.
La interacción del SNU con sus contrapartes nacionales es una práctica permanente en el abordaje de los desafíos de desarrollo. Las propias urgencias de la COVID-19 han obligado a actuar más rápida y creativamente en la búsqueda de soluciones concretas, no solo en la respuesta sanitaria, sino también en la socioeconómica. El apoyo a la seguridad alimentaria, por ejemplo, es una prioridad sistemáticamente acompañada por agencias como PMA, FAO y PNUD, y considerada también en tiempos de pandemia.
El Representante del Programa Mundial de Alimentos en Cuba, Paolo Mattei, explica cómo las contribuciones de PMA han beneficiado directamente a pacientes con COVID-19 ingresados en los hospitales: “Actualmente estamos distribuyendo frijoles y aceite en Hospitales de la Habana y Matanzas que atienden a unas 2 mil 300 personas ingresadas por coronavirus y de igual forma se asisten a más de 75 mil personas a través de los SAF de todo el país, que reciben harina, arroz y frijoles como parte de la ración diaria que se entrega en estos comedores comunitarios”.
Para Mattei, los desafíos impuestos por la COVID-19 no han sido pocos: “Estábamos acostumbrados a responder a situaciones de emergencia asociadas a eventos hidrometeorológicos, pero esta es una crisis sanitaria, nos obliga a encontrar maneras diferentes de reforzar nuestro compromiso con la seguridad alimentaria y nutricional de las personas más vulnerables”
“Por otro lado -concluye- la distribución de alimentos con alcance nacional ha significado un reto logístico que hemos podido sortear con el respaldo de los organismos nacionales vinculados a la ejecución de estas operaciones.”
El Representante adjunto de PNUD Iván Zverzhanovski complementa otros retos y limitaciones enfrentados por ONU Cuba en su respuesta a la pandemia: “la baja disponibilidad de algunos bienes en el mercado internacional, derivada de la propia situación epidemiológica mundial y el recrudecimiento del bloqueo económico y financiero impuesto a Cuba; limitaciones para la contratación y tendencia al alza de los servicios de flete; dilatados plazos de entrega y otros factores que han complejizado la importación de varios de los recursos definidos…”
Epílogo inconcluso
31 de agosto. El último día del mes más complejo de la COVID-19 en Cuba trae buenas noticias. Autoridades nacionales anuncian un plan de vacunación que abarcaría al 92% de los cubanos antes de concluir noviembre. Se inicia igualmente una campaña de inmunización para niños, niñas y jóvenes comprendidos entre los 2 y los 19 años. Al mismo tiempo, el gobierno anuncia una apertura gradual de fronteras internacionales en el futuro próximo.
Al momento de cerrar este reportaje, sin embargo, la pandemia continuaba todavía al acecho, el sistema de salud enfrentando sus impactos, y las entidades de ONU Cuba acompañando al país en las áreas más relevantes, en estrecho diálogo con las contrapartes nacionales y nuestros socios de cooperación internacional. Catorce meses después de que arrancara el Plan de Respuesta Socioeconómica a la COVID-19, seguimos dando la batalla juntos.
[1] Cubadebate: “Aquí estaremos hasta que sea necesario”, 27 de julio de 2021. Periodista. Andy Jorge Blanco
[2] Telepinar. Historias desde la terapia del hospital Léon Cuervo Rubio. Periodista. Belkys Pérez Cruz
[1] https://www.who.int/publications/m/item/rapid-act-accelerator-delta-res…
[2] https://www.paho.org/es/alertas-actualizaciones-epidemiologicas
[3] ttps://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/54713/EpiUpdate8August2021_spa.pdf?sequence=2&isAllowed=y
[4] Perfil de Facebook de José Angel Portal Miranda/Ministro de Salud Pública