"PMA me ha convertido en una mejor persona"

Tras más de 20 años de trabajo dedicados a la labor humanitaria, Gabriela Hernández, líder del Equipo de Programas de PMA, repasa una vida llena de experiencias

- ¿Cómo inicia tu carrera profesional con el PMA?
Yo apliqué a la plaza de Oficial de Programas (grado NOB) que aprobó la sede del PMA por primera vez para la oficina de Cuba en 1998. Yo era en ese entonces la especialista contraparte del PMA desde la Dirección de Organismos Internacionales del MINVEC (hoy MINCEX). La competencia fue dura... se presentaron muy buenos candidatos/as, entre ellos profesores de la universidad de La Habana. Mi ventaja radicaba en que, en ese momento, ya hacía un año y medio que yo atendía al PMA desde ese ministerio del gobierno y por tanto conocía muy bien los proyectos del PMA en Cuba y la forma de prestar asistencia alimentaria en el mundo. Así que competí y gané la plaza.
- ¿En cuál momento supiste que WFP abarcaría el resto de tu carrera profesional?
Ya yo conocía el trabajo del PMA, su cercanía a la gente. En aquellos tiempos la asistencia del PMA en Cuba eran mediante proyectos de desarrollo agropecuarios con la modalidad de monetización. Y era para mi increíble ver cómo los productores duplicaban, triplicaban sus producciones lecheras con el apoyo del PMA.
Te confieso que me enamoré de este trabajo antes de empezar con el PMA y ya una vez dentro ese amor se convirtió en pasión.
Sentir que podía cambiar la vida de la gente me hizo sentirme sin dudas un ser humano mejor. Y desde entonces puse toda mi energía en dar todo lo mejor de mi para este trabajo y convertirme de alguna manera en la vocera de esas personas a las que ayudamos.

- Más de 20 años dedicados a la labor humanitaria deben haber marcado huellas profundas en ti! Qué le deja WFP a Gabriela... y qué le deja Gabriela a esta organización?
A mi sin duda el PMA me ha convertido en una mejor persona!
No obstante tengo que confesar que yo provengo de un hogar marcado por la generosidad: mi madre y mi padre practicaban a diario la ayuda al prójimo.
Yo me crié en Cuba en años de mucha escasez y ni aún en los peores momentos vi a mis padres dejar de darle lo que fuera que necesitara alguna persona que acudía a ellos en busca de ayuda. Incluso si eso significaba que ellos se quedaban con más escasez.
Así que todo este trabajo humanitario, no ha hecho otra cosa que reforzar eso que traigo desde mi cuna. El PMA me enseñó además que no podemos hablar por los beneficiarios, no podemos convertirnos en sus voceros si no los escuchamos antes, si no los hacemos participe de su propio desarrollo.
Las personas para las que trabajamos deben sentirse que son sujetos y no objetos de nuestra ayuda.
Eso me lo dio el PMA. Y yo en cambio le dejo a esta organización un empeño infinito que puse para que el legado del PMA fuera siempre muy apreciado en las nuevas generaciones que me suceden. Que los que vienen detrás sientan el gran compromiso que tenemos los trabajadores humanitarios y que siempre, pero siempre debemos buscar la excelencia en lo que hacemos.
- ¿Qué ha sido para ti lo más difícil en el desempeño de tu rol como líder de un equipo de programa?
Como todo líder una no siempre puede tomar las decisiones que serían las más populares, muchas veces te toca decir No, cuando la gente quiere un Si, o viceversa. Pero yo creo que cuando lideras con el ejemplo y con principios, aun ante medidas impopulares la gente al final te entiende. Por otro lado, al ser la líder de programa me ha tocado muchas veces estar al frete de negociaciones con el gobierno, con los donantes con socios de la colaboración y no siempre esas negociaciones son fáciles. Pero si no olvidas en ningún momento que lo que estás negociando le va a cambiar la vida para bien a muchas personas, ahí te llenas de coraje y sigues adelante con tu empeño. También quiero decir que a pesar de los retos que enfrenta cualquiera líder, yo he sido muy afortunada porque en estos 25 años he trabajado con personas muy competentes y de mucha entrega, personas que han hecho que la oficina del PMA goce de mucho prestigio dentro del país y dentro de la organización. Y acá me refiero tanto al personal local con el que he trabajado como a los/as representantes del PMA que me han guiado en todos estos años.
- ¿Cuándo piensas en WFP, que te hace sonreír... que te reconforta?
El equipo de gente con las que trabajo son los que me hacen sonreír a diario.
En Cuba somos alegres por naturaleza a pesar de las circunstancias en las que vivimos a veces no tan confortables. Y esa capacidad del cubano de reírse y burlarse de sus propias desgracias está muy presente en el equipo de personas que trabajan en el PMA Cuba y son esas personas las que me hacen reír mucho.
Son esas personas las que me reconfortan porque sé que cada una de ellas está dando lo máximo para que esa oficina siga siendo siempre un ejemplo.
- ¿Qué le dirías a los jóvenes que hoy inician su carrera en WFP?
Les repetiría lo que me dijo el primer jefe que tuve en el PMA, cuando un día fui a quejarme de la cantidad de obstáculos que estábamos enfrentando para llevar adelante el trabajo. Me dijo: Gaby si no hubiera dificultades, obstáculos y contratiempos en hacer llegar la asistencia alimentaria a personas necesitadas en Cuba, no sería entonces necesario el PMA. Y eso es muy cierto. No importa cuantas veces haya que enviar el mismo informe, no importa cuantas veces debes dar la misma explicación, ni cuanta burocracia haya que enfrentar dentro del gobierno y dentro del PMA, no perdamos de vista nunca para quienes trabajamos. Ese es nuestro combustible.
- El éxito laboral en ocasiones está marcado por retos personales y familiares que debemos enfrentar día a día... ha sido esta una realidad para ti? Cuáles han sido los principales retos?
Visto desde la perspectiva de hoy el mayor reto fue no poder disfrutar de muchos momentos de la adolescencia de mi hija, porque en aquellos años no teníamos monitores de campo y a mi me tocaba estar mucho tiempo en las provincias. Y por otro lado las exigencias del trabajo en la oficina también hacía que llegara a casa muchas veces cuando ya ella dormía. Eso lo siento muchísimo. Así que ahora que soy abuela quiero de alguna manera redimirme y estar para mis nietas el tiempo que no pude estar con mi hija. Por suerte mi compañero de travesía por la vida ha sido mi apoyo incondicional en estos 25 años. Así que en esa parte no ha habido problemas.
- Llega la hora de recompensar todo el tiempo y la entrega al trabajo... Como avizoras esta nueva etapa en tu vida?
Pues para mí es justo empezar a dedicarle tiempo a muchas cosas que he ido postergando por las ataduras que implica el trabajo permanente en una oficina. Sin duda, voy a dedicar más tiempo a estar con mi hija y nietas, y ya que viven en un lugar mágico como Bariloche, pues hacer lo que tanto se hace ahí: disfrutar de la exuberante naturaleza de ese lugar. Quiero visitar con mi esposo lugares del viejo continente y de América Latina que tengo pendientes, y por sobre todas las cosas: consumir mucho más arte en todas sus manifestaciones que lo que he podido hacer hasta ahora. En otras palabras, en lo adelante voy a ser la dueña de mi tiempo para vivir los años que me quedan con buenas condiciones físicas y mentales haciendo cosas que considero el alimento para mi alma.
Texto y fotos: Equipo de comunicación PMA