Produciendo MICRO con visiones MACRO: la experiencia de EN PARALELO
Un proyecto de producción de microvegetales, nacido en una terraza de cinco metros cuadrados, es hoy una Mipyme con un PDL asociado, acompañado por ONU Cuba
Oliesky Fabre no podía imaginar que, en medio de la pandemia de la COVID 19, cuando muchos productores privados sufrieron fuertes impactos en sus negocios, encontraría los incentivos para su nuevo emprendimiento. La ruptura en las cadenas de suministros y la paralización de numerosos comercios en La Habana, coincidió con su estreno como padre y con la necesidad de fortalecer el valor nutricional de los alimentos consumidos por su pequeño hijo Diego.
“Lo primero que se me ocurrió fue cultivar vegetales en el balcón de mi casa. Tengo formación como arquitecto y me interesaba el tema de los sistemas alimentarios para las ciudades. Sembré tomate, berenjena, y empecé a experimentar con torres aeropónicas de lechuga. La aeroponía fue una solución bonita pero muy retadora. Los cultivos aeropónicos necesitan una solución nutritiva con una mezcla de macro y micronutrientes. De ese experimento surgió la idea de los microvegetales, que son plantas comestibles cosechadas en un primer estadio de desarrollo, con ciclos cortos de producción y un alto valor nutricional”.
Lo demás fue imponerse a los obstáculos con perseverancia. Al principio no faltó quienes miraran con escepticismo el proyecto emergente y lo evaluaran según patrones tradicionales -“siempre nos preguntaban por el rendimiento y la cantidad de toneladas que produciríamos, nunca por el valor nutricional de los cultivos”-, pero pronto los incrédulos cedieron ante las evidencias.
EL ACOMPAÑAMIENTO DE NACIONES UNIDAS
Para Oliesky, fue decisiva la selección de su iniciativa para un plan de capacitaciones en Colombia, por parte del Hub de Innovación del Programa Mundial de Alimentos. Elegido entre más de 200 proyectos en competencia de América Latina, los cursos le permitieron acceder a herramientas aceleradoras para modelos de negocios basados en impactos, complementadas con un financiamiento de 40 mil dólares.
Si su sueño era contribuir a alimentar la ciudad desde dentro, con esos fondos pudo dar los primeros pasos: un escalado mayor de la producción, formación de capacidades para las personas interesadas de la comunidad, fomento de encadenamientos productivos y un mayor vínculo con prioridades socioeconómicas del desarrollo de su territorio.
Luego, un concurso para financiamiento de proyectos locales, auspiciado por la Plataforma Articulada para el Desarrollo Integral Territorial (PADIT), de conjunto con el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), le permitió acceder a nuevos fondos. La convocatoria premiaba iniciativas destinadas a la reactivación económica, la diversificación de exportaciones y al fortalecimiento de alianzas público-privadas, tres objetivos prioritarios dentro del despegue inversionista de EN PARALELO.
En el lapso de casi tres años, un proyecto piloto de producción de microvegetales, nacido en una terraza de cinco metros cuadrados, es hoy una Mipyme con un Proyecto de Desarrollo Local Asociado, y con objetivos estratégicos claros para crecer a corto, mediano y largo plazos.
“El proyecto de desarrollo local es como el eslabón que une a la empresa privada con la comunidad” -dice Olietsky, quien complementa su MIPYME EN PARALELO con el PDL EN PARALELO, CREANDO PAISAJES URBANOS PRODUCTIVOS. La empresa tiene un marcado objetivo comercial , destinado a generar riqueza, produciendo y comercializando productos de alto valor nutricional, en este caso los microvegetales. Pero con el PDL queremos generar una conciencia de sustentabilidad urbana. Empezamos con microunidades urbanas de producción para compartir nuestro conocimiento. Los cursos tienen una parte práctica y una parte teórica. A las personas interesadas residentes en el barrio de La Timba les entregamos un kit de cultivos con todo el material necesario para producir microvegetales: sustratos, bandejas de producción, semillas… complementariamente les empoderamos con temas de desarrollo local, cómo funcionan los microemprendimientos, educación alimentaria y nutricional, la producción de alimentos de alto valor nutricional en entornos urbanos, etc. La empresa, en el módulo práctico, acompaña al productor en su primera experiencia, se firma un contrato donde se entregan esos materiales para producir y una parte de ellos son comprados por la propia empresa. Otras se quedan para el autoabastecimiento familiar y para redes de protección social. Nuestros cálculos demuestran que un productor de microvegetales, montando una microunidad en su casa, puede tener en un mes dos o tres ciclos del mismo cultivo productivo, lo que representaría un ingreso mayor que el salario medio en Cuba, si lo estimamos entre 4 mil y 5 mil pesos". |
Fuente: Redacción ONU Cuba