Este año, en el que celebramos el 70° aniversario de la Declaración Universal de Derechos Humanos, recordemos que la erradicación de la pobreza no es una cuestión de caridad sino de justicia.
Hace 25 años el mundo conmemoró por primera vez el Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. Desde entonces, casi 1.000 millones de personas han logrado escapar de la pobreza gracias al liderazgo político, el desarrollo económico inclusivo y la cooperación internacional.
No obstante, sigue habiendo muchas personas que se quedan rezagadas. Mas de 700 millones cada día no pueden satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. Muchas de esas personas viven en situaciones de conflicto y crisis; otras se enfrentan a obstáculos para acceder a servicios de asistencia sanitaria y educación y a oportunidades de empleo, lo que les impide beneficiarse del desarrollo económico en un sentido amplio. Es un problema que afecta de manera desproporcionada a las mujeres.
La erradicación de la pobreza en todas sus formas y dimensiones, tal como se establece en el Objetivo 1 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, sigue siendo uno de los mayores retos mundiales y una de las principales prioridades de las Naciones Unidas.
Existe una conexión fundamental entre la erradicación de la pobreza extrema y el respeto de la igualdad de derechos de todas las personas.
Debemos escuchar a los millones de personas que viven en condiciones de pobreza y miseria en todo el mundo, hacer frente a las estructuras de poder que impiden su inclusión en la sociedad y remediar las humillaciones que padecen. Debemos construir una globalización justa que cree oportunidades para todos y velar por que el rápido avance tecnológico impulse nuestros esfuerzos por erradicar la pobreza. En este Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, comprometámonos a cumplir el compromiso fundamental de la Agenda 2030 de no dejar a nadie atrás.
Más información:
Sitio de las Naciones Unidas por el Día Internacional de la Pobreza, 17 de octubre